Cristal Beer La Cerveza de Cuba entre ,,,,,,.
Posted by Unknown | | Posted On jueves, 1 de octubre de 2009 at 10/01/2009 05:04:00 p. m.
La Cerveza de Cuba
La cerveza Cristal, ha sido durante mas de 75 años, la preferida de los consumidores en Cuba por su sabor y textura ligera y espumosa, que la hacen muy agradable al paladar.
La Cervecería Bucanero S.A. (CBSA) produce las marcas de cerveza mas populares de Cuba: Cristal, Bucanero y Mayabe. Su sede está en la ciudad de la Habana y su planta de producción en Holguín, un paraíso industrial en el este de Cuba que disfruta del agua de la mejor calidad del país. CBSA ha construido una de las instalaciones de más alta tecnología en la isla.
La cervecería Bucanero es una empresa mixta 50-50 fundada el 2 de mayo de 1997 entre la Corporación Alimentaria S.A. compañía del Ministerio de la Industria Alimenticia y la entidad canadiense Cerbuco Brewing Inc., subsidiaria de Interbrew N.V. compañía belga que está hoy en el cuarto lugar entre los mayores productores cerveceros del mundo. Entre sus potestades en la Isla caribeña, la entidad mixta es la única importadora y distribuidora de cerveza en el mercado en divisa, así como posee la exclusividad de exportación del producto fabricado en Cuba. En este último serán las marcas Cristal y Mayabe.
Desde la creación de la empresa, la CBSA ha invertido más de 30 millones de dólares en la cervecería y sus operaciones de distribución. Las principales obras ejecutadas comenzaron con la instalación de una moderna línea de botellas en el año 2000, al costo de 6,1 millones de dólares. El envase del producto terminado es el cuarto paso del proceso, bien sea en botellas, en latas o en barriles de acero inoxidable, cuyas líneas son de tecnología de avanzada. La de botellas está considerada como la más desarrollada de América.
Cristal es una cerveza cubana hecha con ingredientes de la más alta calidad. Su personalidad, bajo contenido alcohólico (4,9%) y su sabor verdaderamente refrescante la han convertido en la cerveza favorita y más popular de Cuba. Es ideal para disfrutar los momentos más placenteros de la vida y puede convertirlo en el alma de la fiesta, o darle suficiente efervescencia para hacerle sonreír al estilo cubano!.
Clickear la imagen y tendrás una idea del costo de una botella de cerveza en Cuba .
Cristal se ha convertido en "La Preferida de Cuba". Actualmente es la marca que elige el 80% de los consumidores cubanos y se ha convertido también en la favorita de los turistas.
El logotipo de Cristal puede verse por todas partes en Cuba para ayudarlo a dirigirse al lugar más cercano para que compre la suya, lo que puede hacer cómodamente en uno de los populares Bici-taxis de Cristal.
Cada botella tiene estampada una Palma Real, nuestro el arbol nacional en Cuba. Cristal se produce de malta de la más alta calidad, del agua más natural proveniente de un manantial profundo y tiene el sabor revitalizante del lúpulo suave que no deja sabor residual en la boca. Cristal es la elección perfecta para beber en los días calurosos del verano, que son casi todos los días en la vida de los cubanos.
Videos realidad cubana sobre la cerveza:
Video comercial de la cerveza "Cristal" cubana:
Cerveza Tropical su Enlace : http://www.cervezatropical.com/
La Tropical nació hace más de un siglo en una isla donde el sol brilla todo el año, las playas son paraisos tropicales y siempre verdes las palmeras. Esta isla es Cuba. Allí en 1888 se fundó en La Habana la llamada "Nueva Fábrica de Hielo." Allí comenzó a elaborarse la primera cerveza cubana, La Tropical. Poco a poco, con el tesón de la familia Blanco Herrera y el apoyo de un grupo de expertos, aquella fábrica inicial fue creciendo hasta transformarse en un inmenso conglomerado de talleres, almacenes, laboratorios, embarques navieros, terminales de ferrocarriles, parques, jardines, castillos y terrazas. La exquisitez de la marca transcendió las costas de la isla para ganar premios en Europa y Estados Unidos, y sus medallas se exhibieron en la antigua etiqueta.
Para 1958 La Tropical se convirtió en la mayor cervecería de Cuba, produciendo el 58% de la producción anual de cerveza con las marcas La Tropical, Cristal, Tropical 50 y Maltina. Mientras la arquitectura del lugar imitaba la célebre Alhambra de Granada, España, y sus jardines y terrazas se decoraban con una sofisticada ornamentación, la cerveza alcanzaba niveles de reconocimiento internacional. La Tropical, junto a otros iconos tales como el tabaco y la música, fue motivo de orgullo isleño, y sus jardines se convirtieron en el centro de grandes bailes durante la década de los '50, con talentos de la talla de Benny Moré y la Orquesta Aragón. En 1960 La Tropical fue nacionalizada.
En 1998, gracias a Manuel J. Portuondo (un cubanoamericano de 31 años con una vasta experiencia en el mercado de cerveza con compañías como Anheuser-Busch y Brahma), Ramón Blanco Herrera (biznieto del fundador de La Tropical en Cuba), y un grupo de empresarios visionarios, La Tropical es introducida al mundo otra vez. Bajo la tutela de Julio Fernandez Selles (Maestro Cervecero y Administrador de la Cervecería La Tropical en Cuba entre 1939 y 1960), se elabora desde Miami, la cerveza con su fórmula original, usando sólo los mejores ingredientes y bajo la supervisión de la familia Blanco Herrera, logrando así revivir el sabor único de "La Tropical."
La Tropical se elabora desde 1888, usando la fórmula original cubana, que incluye los ingredientes más finos como cebada de dos hileras, y lúpulos importados que combinan el sabor único que solamente puede tener la primera cerveza cubana. La Tropical se distingue también por su clásica botella verde que, como la cerveza, fue la primera y única botella verde cubana en ese entonces. Su histórica etiqueta ha preservado varios de sus galardones y ha inmortalizado sus jardines tropicales. Sus llamativos colores rojo, verde y dorado reviven la elegancia de la Cuba de ayer.
La Tropical se clasifica como una cerveza estilo "Pilsener," que en el mundo cervecero significa una cerveza de apariencia dorada, abundante espuma y elegante cuerpo. Para los amantes de la cerveza, La Tropical representa un sabor fuerte, limpio, y de cuerpo entero, brindando un gusto placentero al paladar. Su rico cuerpo deja en el vaso delicados patrones de pequeñas burbujas de espuma, un indicativo de la frescura y alta calidad de La Tropical. Para disfrutar de La Tropical al máximo, sírvase en una jarra helada, a una temperatura entre los 45° y 48° F, y disfrute!.
La Tropical, ha pasado los umbrales del tiempo sin abandonar las fantasías de los habaneros. El Libro de Cuba de 1930, caracteriza esta cervecería como un emporio de riqueza, un edén con una producción de setecientos setenta mil botellas en diez horas, un capital de tres millones de pesos en acciones fundadoras nominativas y título de Proveedora de la Real Casa Española. ¿Cómo vincular estos datos de sólida organización industrial con un título nobiliario? Más aún, con la incitadora influencia a favor del fusilamiento de los estudiantes de medicina en 1871. En Cuba, la línea familiar de Julio Blanco Herrera Clavería, propietario de La Tropical desde 1956 hasta 1960, comienza en su bisabuelo Ramón Herrera Sancibrían, primer conde de la Mortera. Comerciante, financiero de expediciones negreras, fundador de la Compañía Cubana de Vapores, coronel y jefe del Quinto Batallón del Cuerpo de Ligeros Voluntarios, fue Sancibrián el principal instigador de esta tropa para pedir la pena de muerte de los ocho estudiantes durante los sucesos del 27 de noviembre 1871.
Los descendientes del primer conde de la Mortera, instalaron La Nueva Fábrica de Hielo en julio de 1888, articulada poco después a la fábrica de cerveza en Puentes Grandes.
Las marcas de la fábrica en el mercado eran la cerveza clara La Tropical, La Tropical Oscura Excelsior, la cerveza clara Cristal Palatino, cerveza tipo Munich oscura Tivoli y la Maltina Tivoli. Esta variada producción, representaba el cincuenta y ocho por ciento de la elaborada anualmente en nuestro país. Entre los premios obtenidos por la empresa, los más significativos fueron los Grandes Premios en las Exposiciones Internacionales de Londres, en 1896, y Bruselas en 1897; Diploma y Gran Premio en la Exposición Internacional del Progreso, París, 1912; Medalla de Oro en la Exposición de Agricultura e Industrias de La Habana, en 1909 y 1911; Medalla de Bronce en la Exposición de San Luis, 1904.
En terrenos anexos a la fábrica, Julio Blanco Herrera padre construyó en 1929 el estadio La Tropical, hoy Pedro Marrero. Este campo, sirvió de sede a los Segundos Juegos Centroamericanos y del Caribe, celebrados en 1940; sin embargo, lo que suelen recordar los aficionados al béisbol es la mítica victoria de Conrado Marrero frente al equipo de Estados Unidos en la II Serie Mundial de Béisbol Amateur apenas un año antes. A la vez, no quisieran mencionar la derrota del mismo pitcher defendiendo el título ante el equipo de Venezuela en octubre de 1942.
En 1904, abrieron los salones de baile, lugar desde entonces preferido por las sociedades españolas para sus fiestas dominicales. Desde un inicio, La Tropical, la primera y mayor cervecería de Cuba, brindaba hielo y cerveza gratis a los que escogían ese lugar para celebrar. En 1912, sus propietarios erigieron un conjunto de grutas, laberintos, cenadores, saltos de agua, kioscos y un salón de baile con capacidad para mil personas bajo techo. En el nivel superior, se levantó un castillo neo-árabe inspirado en La Alambra de Granada. En la década de 1990, los jardines y sus instalaciones recibieron restauración. En 1997, el Salón Rosado Benny Moré de La Tropical fue elegido para romper el récord Guinnes de horas de baile consecutivas; en 2004, ocurrió algo similar con el evento El son más largo del mundo. En el pasado, el entorno de La Tropical fue escenario para grandes de la música cubana. Allí, sonaron nombres como los de Arsenio Rodríguez, Arcaño y sus Maravillas, La Aragón. Hoy, ya no son extraños al lugar los de Carlos Varela, X Alfonso y Kelvis Ochoa.
En los exteriores de la Taberna La Muralla, la conocida cervecería de La Plaza Vieja, podemos apreciar un auténtico carro de tiro de La Tropical con la fecha 1888, año de los inicios, escrita en letras rojas. Otra vez, podemos decir que en el Centro Histórico disfrutamos de una pieza que nos permite transitar por nuestra historia, esta oportunidad, por el ambiente donde los habaneros conjugamos, en el entorno de un mítico río, el béisbol, la voz del Benny y la popular cerveza fría.
Un acticulo muy interezante Actualizado 30-07-2008 16:22 CET
Acusan a cervecera Inbev de comercializar ilegalmente cerveza cubana
MIAMI (EFE).
Una familia cubanoamericana de Miami aseguró que la cervecera belga-brasileña InBev, que llegó a un acuerdo de fusión con la estadounidense Anheuser-Busch, comercializa ilegalmente una marca de cerveza cubana que perteneció a su familia, informó hoy un medio local.
La familia Blanco Herrera alega que ellos establecieron la marca cubana de cerveza Cristal antes de que fuera nacionalizada en 1960 por el Gobierno de Fidel Castro, indicó el diario The Miami Herald.
Ramón Blanco Herrera, cuya familia fundó la cervecera en Cuba en 1888, manifestó que los “miembros de su familia buscan respeto en relación con las reclamaciones de la propiedad”. “Una cosa es que el Gobierno comunista cubano trafique con una propiedad robada y otra que una respetada multinacional como InBev trafique conscientemente con nuestra propiedad sin nuestro consentimiento ni autorización”, dijo Blanco en un comunicado.
“Se pueden aplicar tecnicismos jurídicos, pero la clave del asunto es si se infringen los derechos de propiedad”, explicó Nicolás Gutiérrez, abogado de la familia.
Un directivo de InBev señaló, en informaciones que recoge el periódico, que la cervecera “no infringe las leyes estadounidenses ni europeas ni internacionales” con la fabricación, distribución y venta de las “cervezas Beck’s, Bucanero, Cristal y Mayabe en Cuba. Aclaró que InBev mantiene una “joint venture” (sociedad de riesgo compartido) con el Ministerio de Alimentación de la isla.
Según Gutiérrez, la familia Blanco Herrera ha intentado infructuosamente desde 2001 comunicarse con InBev para discutir el uso de la marca Cristal.
La situación se complica al plantearse si se aplicaría a la fusión de las dos cerveceras la ley Helms-Burton de 1996 que refuerza el embargo comercial por Estados Unidos al Gobierno de Cuba desde 1961.
No está claro todavía además si la presencia de la marca Cristal en el acuerdo de fusión de los dos gigantes cerveceros, según el rotativo, podría suponer un contratiempo para los distribuidores estadounidenses.
De acuerdo con el diario, la situación podría resultar un espinoso asunto para el aspirante republicano a la presidencia, John McCain, ya que afecta a las relaciones entre Estados Unidos y Cuba. Cindy McCain, esposa del candidato republicano, es además propietaria del tercer mayor distribuidor de Anheuser-Busch en Estados Unidos.
Para Gutiérrez, “todo este problema podría tener una solución si McCain dijera: No estoy envuelto en asuntos empresariales, pero denuncio las operaciones de InBev en Cuba y, especialmente, el uso de una propiedad confiscada”.
Una cerveza sin pensarlo mucho
Por LEAFAR PEREZ / Cubanet
LA HABANA
Cada año, cuando llega el verano, los cubanos nos quejamos del calor. Sin ser de los que más se quejan, confieso que al astro Rey en estos meses, sobre todo en julio y agosto, se le fue la mano. Empezó septiembre y la vida sigue igual. Los meteorólogos han informado de que, en comparación con el 2008, la temperatura media ha aumentado un grado y en ocasiones un poco más.
No es de extrañar que para aliviar el calor sofocante la gente haga un alto para tomarse una cerveza a la sombra. Y aunque no lo puedo hacer todos los días, de vez en cuando me tomo una fría.
Mientras disfrutaba de un lague, un amigo que me acompañaba comentó algo sobre la fábrica clandestina de cervezas que la policía había desactivado en el barrio Husillo, cerca de la antigua y famosa fábrica de cerveza Polar, que hoy es una ruina. Los dueños de la fábrica clandestina llegaron a producir más de 100 cajas diarias, 2,400 cervezas de varias marcas que se distribuían en los locales donde se vende la cerveza en pesos convertibles. Esta no ha sido la primera fábrica clandestina de cerveza que se descubre. Ciudadanos hay que se dedican a estos menesteres a pesar de las duras sanciones.
En Aguila y San Rafael, en pleno corazón de la capital, a mediados del siglo XIX, hubo una fábrica de cerveza cuyo dueño intentó sustituir la cebada europea con el jugo de la caña de azúcar. Cuatro marcas: Polar, Cristal, Tropical y Hatuey dominaron históricamente el mercado cubano en la primera mitad del siglo pasado. Sus dueños también construyeron obras sociales como el famoso estadio La Tropical, donde se celebraron varios mundiales de béisbol amateur. Los dueños de Polar, españoles en su mayoría, optaron por uno de fútbol.
Nuevas marcas han surgido con el paso del tiempo: Mayabe, Tínima, Princesa, Blue Ice y Bucanero, que se han unido a Polar y Tropical, ofreciendo, en medio del calor sofocante, la posibilidad de refrescarnos.
Terminé de tomar la cerveza, con la duda de si era legítima o venía de alguna fábrica clandestina. Al fin y al cabo, la iniciativa privada ha demostrado que es mucho mejor que la estatal.
Por eso, cuando tengas mucho calor, a la hora de tomar una birra, enfermera, velo de novia, lague, lagarto, fría o como le digas, sólo disfrútala sin preocuparte de su origen.
El cubano y la cerveza.
Por Oscar Mario González
LA HABANA, enero (http://www.cubanet.org/) - A Emilio Bacardí, exitoso empresario cervecero cubano, fundador del museo que lleva su nombre en Santiago de Cuba, historiador y patriota cubano, se le atribuye la frase de que el progreso de Cuba se podía medir por el consumo de cerveza.
Efectivamente, el cubano de siempre ha sentido predilección por esta bebida desde todos los tiempos a pesar de que la necesidad, a veces lo inclina a consumir otros tipos de licores. Ello no quiere decir que el criollo fuera adicto incontrolable a las bebidas alcohólicas. El alcoholismo no era un mal social en la Cuba de entonces.
En l958 Cuba poseía 5 fábricas de cerveza que producían cerca de 30 millones de litros anuales para una población aproximada de 6 millones de habitantes. Si se tiene en cuenta el reducido consumo que del producto hacían las mujeres y los menores de edad, se puede inferir el alto consumo per cápita del producto entre los bebedores.
Tres eran las marcas que se disputaban el mercado: Hatuey, Cristal y Polar. La calidad del producto era tal que las similares extranjeras no lograban penetrar el mercado interno. Nadie podía competir en precio y calidad con nuestras cervezas a pesar de que algunas firmas foráneas lo intentaban.
Los fabricantes de cerveza y la población se veían mutuamente beneficiados por una colaboración espontánea. Los primeros tenían sobrados motivos de gratitud al verse distinguidos con la preferencia pública y la población se favorecía por algunos servicios de utilidad social patrocinados por aquellos
Así las cosas, los Blanco Herrera, principales accionistas de la Cristal, eran patrocinadores del deporte popular, inaugurando en l929 el Gran Stadium Tropical de la Avenida 4I en Marianao donde un año después, en l930, se celebrarían los II Juegos Centroamericanos. Los Zorrilas y Giraudier, fundamentales accionistas de la Polar acaudillaban la publicidad de las grandes ligas del béisbol cubano y promovían el esparcimiento en los flamantes salones de los jardines aledaños a la fábrica.
El beneficio era mutuo porque propiciando el bienestar público los productos se anunciaban. Pero indudablemente el empresariado industrial capitalista, en su mayoría, estaba imbuido de sentimientos de amor a la nación. Prueba de ello fue el regocijo que mostró la familia Bacardí tras el triunfo fidelista de l959, calificando a los hermanos Castro de “cruzados de la libertad “. Los Blanco Herrera, por su parte, hicieron generosas donaciones de tractores y arados para la reforma agraria y convirtieron la entrada del stadium en almacén de equipos agrícolas donados para el INRA (Instituto Nacional de la Reforma Agraria).No sospechaban que aquella revolución autodefinida más verde que las palmas era un melón de cáscara verde y rojas entrañas.
En resumidas cuentas nuestros padres y abuelos solían divertirse en el salón Sevillano de la Polar o en el Mamoncillo de la Tropical al ritmo de Beny More y su banda gigante o con Roberto Faz y su conjunto. Estos bailes en modo alguno eran frecuentados por las clases pudientes sino por lo más humilde y genuino de nuestro pueblo.
Pero el mayor consumo de cerveza tenía lugar en bares y cantinas, tratándose de los jóvenes. Los menos jóvenes, hombres de hogar y familia, preferían hacerlo en la bodega de la esquina. Aquí, en un ambiente familiar, conversaban con el dependiente; entre cuentos y anécdotas, saboreando una cerveza espumosa que entonces costaba veinte centavos o si lo prefería o requería, un vaso de ” lague” que costaba diez centavos. En el primer caso tenía derecho a un “saladito” de jamón y queso y en el segundo era beneficiado con algunas aceitunas. El vaso rebosante de cerveza bien fría goteaba sudoroso líquido. En la vitrola un bolero de Ñico Membiela o de aquel flaco de oro que se llamaba Orlando Vallejo. En el cielo, y entre nubes grises, abundantes claros de luz solar que llamaban a la esperanza.
La inmensa mayoría del pueblo de Cuba saludó el triunfo guerrillero de l959 de la manera usual entre criollos: con un vaso de cerveza en la mano.
Algunas medidas dictadas por el recién estrenado gobierno revolucionario favorecieron a las capas más humildes de la población. Había riquezas que repartir y así se hizo, aunque, claro está, siempre el que reparte se queda con la mejor y mayor parte.
Durante aquel primer año la venta de cerveza batió todos los records anteriores por dos razones incuestionables: había dinero en el bolsillo y alegría en los corazones.
En octubre de l960 y por decreto gubernamental fueron confiscadas las empresas nacionales y extranjeras más importantes, entre ellas las fábricas de cervezas; a partir de ese momento se inicia un proceso ininterrumpido de empobrecimiento de la industria que llega hasta nuestros días.
Desde los primeros años el producto empezó a escasear y el cubano a lamentarse de ello pero el embullo revolucionario y la fe en la promesa, aguijoneados además, por la consigna “estudio, trabajo, fusil”, mantenían ocupada a la población. La cerveza llegaba a los bares, cantinas y centros de diversión nocturnos, hasta l968 en que fueron intervenidos todos los negocios privados, incluyendo los puestos de fritas y los sillones de limpiabotas.
Posteriormente, en la década de los años l970, luego del “escache” de la zafra de los l0 millones que “iban pero no fueron” se inventaron los “tiros” de cerveza estatales que consistían en comercios habilitados para el expendio de cerveza a granel. Algunos de esto tiros estaban enclavados en lugares céntricos de la capital como, por ejemplo, el de la Esquina de Toyo, o el de Monte y Zulueta. Los vecinos eran contrarios a la presencia de tales sitios por el gentío que congregaban y la bulla que promovían, incluyendo “broncas”, “fajazones” y ocasionalmente hechos sangrientos.
También se habilitaban “pipas” o tanques móviles para el expendio del producto que tenían la ventaja de hacer presencia en barrios y repartos de baja densidad poblacional.
Durante los mejores años del siempre raquítico socialismo cubano se vendían cervezas por la libreta de racionamiento y a través de las bodegas; eran las “pirey” o con defectos de embotellado (les faltaba líquido). Las de volumen normal se destinaban a la red gastronómica.
Otra forma de adquirir algunas cajas de cerveza era mediante un casamiento de “mentiritas” o ficticio donde, a los futuros esposos, además de la bebida, les vendían a precio normal, ropa y útiles para el hogar. Pero la oferta más codiciada eran las cinco cajas de cerveza que posteriormente se revendían a un precio muy superior.
La calidad fluctuaba entre mala y pésima. Para muchos aquello era un brebaje insípido con un dejo a cocimiento de escoba amarga; éstos eran los que habían probado las cervezas tradicionales. Los más jóvenes se la tomaban con la convicción de que había que resignarse pues “no hay más ná”. Algunas botellas de cervezas contenían, dentro del líquido, gusanos, cucarachas y alacranes. Al que lo dude puede remitirse al periódico Granma de la época.
En esta etapa del acontecer cervecero aparecieron los tiros de cerveza furtivos a cargo de particulares; verdaderos antecesores de los “paladares”que posteriormente permitió el gobierno, estos “tiros”, además de cerveza ofertaban pan con lechón y comida elaborada’
Hoy el panorama cervecero ha cambiado en parte. Junto a la cerveza Cristal, enlatada y embotellada con el logotipo habitual pero muy baja en calidad en relación a la original, hay otras marcas nacionales que se venden a 80 o 90 centavos de chavito o de peso convertible y cervezas extranjeras de calidad muy superior pero de mayor precio. Todas ellas al alcance de extranjeros o cubanos favorecidos por la suerte o el “invento”. El resto, o sea la mayoría de los cubanos, bebe la cerveza a granel; en la cantina o sobre la acera donde se estaciona la pipa. Entre amigos, sólo, o compartiendo el vaso con la mujer amada, el cubano prefiere ese líquido amarillento y espumoso que hace mover los pies al ritmo del son y la rumba; se adueña de la cintura para luego subir a la cabeza y desde allí acabar con llantos y pesares en un mareíto sabroso y dulzón que hace ver las cosas de otro modo y hasta el socialismo lo torna llevadero
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